Cómo ayudar a un border collie nervioso a encontrar la calma
Hiru es un border collie de 8 meses, el primer perro de una pareja que vive en un tranquilo pueblo rodeado de naturaleza. Aunque soñaban con compartir momentos relajados y felices junto a su compañera peluda, pronto se encontraron con algunos desafíos:
- Hiru se asustaba fácilmente con ruidos de casa o movimientos bruscos.
- Perseguía coches, patinetes y todo lo que tuviera ruedas, incluso en los paseos.
- En momentos de miedo, buscaba refugio entre las piernas de sus responsables.
- Cuando estaba muy excitado, lanzaba pequeños mordiscos, lo que generaba preocupación.
La pareja sabía que gritar o reñir no era la solución, pero no tenían claro cómo ayudarla a relajarse y gestionar su energía.
El plan para Hiru: educación canina en positivo
Cuando me llamaron, diseñé un plan de trabajo personalizado para ayudarles a comprender mejor a Hiru y reducir su estrés. Este plan incluyó:
- Reducir el estrés diario: identificamos y minimizamos los factores que la agobiaban.
- Contra-condicionamiento y desensibilización: trabajamos para que dejara de reaccionar a ruedas y movimientos bruscos.
- Mejorar los paseos: introdujimos el uso de arnés y correa larga para pasear sin tensiones ni tirones.
- Ejercicios básicos: como la llamada y el quieto, esenciales para mejorar su concentración.
- Relajación activa: con masajes y juegos adecuados para canalizar su energía de forma positiva.
- Alimentación natural: pasamos del pienso a una dieta más equilibrada y beneficiosa para su bienestar.
Además, enseñé a sus responsables a leer el lenguaje corporal de Hiru, algo clave para prevenir situaciones de estrés y conectar mejor con el.
El cambio de Hiru
Tras varias semanas de trabajo constante y dedicación por parte de sus responsables, Hiru ha dado un giro increíble:
- Ya no persigue ruedas ni se asusta con facilidad.
- En casa, está mucho más tranquilo y relajado.
- Los paseos se han convertido en momentos de disfrute para toda la familia.
- Sus pequeños mordiscos han desaparecido, y ahora muestra un comportamiento más equilibrado.
Aunque todavía queda trabajo por hacer —las emociones en los perros son algo que siempre hay que seguir gestionando—, Hiru ha avanzado muchísimo y cada día está más tranquilo y feliz.
Conclusión
El caso de Hiru demuestra que, con paciencia, comprensión y un enfoque en positivo, cualquier perro puede superar sus miedos y nerviosismo. Si te encuentras en una situación similar con tu perro, ¡no dudes en buscar ayuda profesional!