11 Nov

Brita era una cachorra de dos meses y medio que llegó a sus responsables, Pepa y Nacho, con tan solo 1 mes y medio. Presentaba los típicos problemas de comportamiento de un cachorro: llevaba mal la soledad, mordía todo, marcaba y arañaba las piernas sobre todo de Pepa, le costaba hacer pises y cacas en la calle….
Son las típicas situaciones de las que mucha gente no es consciente a la hora de comprar / adoptar un cachorro y que si no se gestionan a tiempo pueden acabar con el cachorro en una protectora o abandonado a su suerte, o que al cabo de unos meses tengamos un adulto emocionalmente inestable y con comportamientos que condicionan nuestra vida: rompe cosas o ladra cuando se queda solo, tira de la correa, se asusta con los ruidos de casa, reacciona a otros perros con agresividad…y un largo etcétera
En este caso, sus responsables mostraron desde el principio una firme determinación de aprender, cambiar cosas y hacer lo posible por ayudar a Brita.
Dejaron atrás creencias o cosas que habían visto por internet o en la tele (tengo que hacerle ver quien manda, no puede ir delante mío, le hago oler sus pises si se hace en casa…), y fueron confiando y probando las cosas que les decía: usar correa larga para que tenga movilidad, aprender su lenguaje corporal y usarlo vosotros para ponerle normas, hacer rutinas de olfateo, entender la composición del pienso y ver otras alternativas…)
El programa de educación de cachorros que desarrollo en un par de meses, ayuda a entender cómo es un cachorro, a relacionarnos con él, a que confíe en nosotros, a identificar y tratar sus miedos, a que debo jugar y a que no, que tipo de alimentación…etc. Toda una serie de herramientas y consejos prácticos para lograr que el cachorro se convierta en un adulto equilibrado.
En este caso, costó un poco al principio, pero tanto Pepa como Nacho empezaron a ver mejoras en el comportamiento de Brita que les animó a seguir trabajando. Y sobre todo, la veían feliz, y por tanto ellos también lo estaban.