Cachorro reactivo
Oslo es un perro de aguas. Cuando lo conocí tenía cuatro meses. Vive con una familia con tres hijos y habían tenido algún problema con él tanto en la peluquería como en la guardería. Tenía diversos miedos y no se dejaba tocar. Le costaba mucho aceptar a los desconocidos y usaba el ladrido como mecanismo de defensa
Sus responsables estaban preocupados por las reacciones de Oslo en la guardería y en la peluquería y por los comentarios que les habían hecho en estos sitios sobre su comportamiento.
Cuando hay niños por medio es fundamental que ellos entiendan que cosas pueden molestar a Oslo y cómo actuar en esas situaciones. En este caso los hijos son bastantes tranquilos y responsables y desde el principio se involucraron.
Los cachorros vienen por definición con una carga de estrés importante. Oslo tenía un estado de excitación y de reactividad un poco por encima de la media, pero nada que no se pudiera solucionar. Por ello mi primer objetivo fue tranquilizar y trasmitir confianza a sus responsables respecto la capacidad de mejora de Oslo.
Se cambiaron rutinas que claramente molestaban al cachorro, como la de ir al colegio con los niños. Para un perro miedoso el estar 4- 5 días a la semana expuesto a todo el ruido, movimientos, y por tanto estrés que supone la entrada o salida del colegio, es una pesadilla. Y obviamente esa pesadilla luego se traduce en comportamientos no deseados por el estrés que se ha ido “comiendo” nuestro perro.
Después de tres visitas y el trabajo y dedicación de su familia humana, durante mes y medio, Oslo se ha tranquilizado mucho y ha estado en la guardería de Peludos durante 5 días sin dar un problema.