02 Mar

Educar un cachorro

Turrón es un cachorro de dos meses que acaba de llegar a la  casa de un matrimonio con tres hijos. Es su primer perro y todos están emocionados con el nuevo miembro de la familia. Dado que es un cachorro muy joven (para mí los cachorros deberían estar con sus madres por lo menos tres meses), y que está experimentando un gran cambio, hay que dejarle lo más tranquilo posible. Hacer lo que haría su madre: mucha supervisión y poca interacción.

En este caso es muy importante “rebajar” la euforia de la familia y hacerles comprender que Turrón necesita un periodo de aceptación. No por mucho mimarle el cachorro va a entender que lo queremos más. Debemos entender sus necesidades e ir marcando las reglas o límites de manera paulatina y en total ausencia de miedo o castigos

Debe aprender que la compañía humana puede ser tranquila y que se puede sentir seguro con nosotros. Le debemos dejar que investigue, huela, se relacione poco a poco para que vaya creciendo como individuo.

En este crecimiento es fundamental la gestión de los miedos por parte de Turrón y de sus responsables. Nunca forzar a un cachorro a ir a aquello que le da miedo, ni dejarle encerrado ladrando o rascando la puerta. Los aprendizajes que puede hacer en esos casos nos pueden pasar una factura muy grande en el futuro.

En este caso Álvaro y su familia entendieron perfectamente la situación, y tras un par de visitas, el amigo Turrón se está convirtiendo en un adolescente feliz y equilibrado